¡Qué tendrá el otoño que se me acumulan los discos año tras año! Supongo que todas las bandas aprovechan el verano para girar todo lo que puedan rellenando el empalagoso atiborre de f-estivales.
Es un arma de doble filo este tiempo a la hora de hacer una crítica de un disco de cualquier estilo. (Alter Bridge, Korn, Mayhem, Lagwagon, León Benavente, Refused, Los Chikos del Maíz, Tool o Revolta Permanent, entre muchos, han estrenado disco) porque si hay bastante material para elegir también es difícil por cuál decantarse. Así pues, he decidido no hacer una crítica de un disco en estos momentos y dedicar mis líneas a la noticia más grande (y desgarradora) de este otoño que no es otra que el parón de Berri Txarrak. Ya veremos si definitivo o no. Como reza el nombre de su penúltimo y más trabajado disco (no por ello el mejor), Denbora Da Poligrafo Bakarra. (El tiempo es el único polígrafo).
Ha tocado despedida y después de acompañarnos durante 25 años (18 en mi cuenta particular) ha sido como despedirse de un gran amigo que se va a buscar la vida a miles de kilómetros y es por eso por lo que esta vez hablo en primera persona. Angustia por saber si los volverás a ver y alegría porque sabes que están haciendo lo que realmente desean y que tanto les habrá costado decidir. Ya han tocado su último concierto hace muy pocos días y ya se les echa de menos.
Pero bueno, al contrario de lo que su nombre significa, siempre nos han traído buenas noticias (a los extremeños menos y es una cosa de la que después hablaré) en forma de disco o concierto. No hay disco mediocre y nunca he escuchado hablar mal de alguno de sus conciertos. Habría que preguntar al agraciado que los vio solito en Nantes cuando Berri Txarrak había editado ya casi toda su discografía.
El lugar donde decidí despedirme de ellos fue Madrid. Después de verlos en festivales y afortunadamente en pequeñas salas, tocaba ser consecuente y verlos junto a siete mil personas. Fue mágico de principio a fin. Una montaña rusa de sensaciones en la que viajabas por todos los estilos en los que ha trabajado Berri Txarrak.
Comenzaron con una de mis preferidas (para mí sería imposible elegir una sola). Gelaneuria. Cera con el estilo de música que más me ha acompañado, el hardcore melódico y si no tuviera poco con eso la siguieron Ez Dut Nahi y FAQ. Si queríamos caldo para esa fría noche, lo tuvimos de bienvenida en forma de tupa tupa.
A coger aire que viene la canción que da nombre al que para mí es su mejor disco, el primero como trio y que mejor resume el pensamiento de vida que tendrá Gorka Urbizu, Jaio.Musika.Hil (Nacer.Musica.Morir) Pensamiento que queda también patente en su trallazo Harra, que más tarde nos encargamos de reprocharles cariñosamente por Malasaña de que no la tocaran. Empiezan a sucederse temazo tras temazo a discreción de una manera perfectamente estructurada y estudiada de los que por suerte 8 pertenecían al disco del que acabo de hablar, repasando toda su discografía excepto de su álbum homónimo, me van a perdonar, también por suerte. En Pamplona no fue el caso porque cayó Tortura Nonnai. Si alguna tenía que caer todas las apuestas apuntarían a ella.
El hardcore de Rise Against, el nu metal de Korn, el punk-pop de Weezer, el rock de Queens of Stone Age o el thrash de Sepultura entre otros géneros puedes degustarlos en un show de los de Lekumberri. No hay opción de decir que son todo el rato igual a excepción de que todo lo hacen en euskera porque como dice Gorka, si lo hicieran en castellano no serían Berri Txarrak sino Malas Noticias o lo que significa ser otro grupo totalmente distinto. En definitiva, en un concierto de ellos escuchas el Berri Txarrak de Berri Txarrak.
Cuesta encontrar un grupo que cantando en ese idioma llegue a juntar tanto asistente como han logrado concentrar en este último año. Cuesta porque quizá no haya existido ninguno. Como bien dijo el líder del grupo en su último concierto “Le pese a quien le pese, se han juntado más de 20.000 personas en dos días para reivindicar la música en euskera”.
Sólo ha habido espacio en castellano para cantar Toro del Columpio Asesino que animó al personal de manera asombrosa. Cover en medio de Oreka como ya nos tienen acostumbrados. Ese tema que la primera vez que escuchamos pensamos: ¿pero esto es Berri Txarrak? y que finalmente ha conseguido ser uno de sus himnos indiscutibles en sus conciertos. Conciertos que ya se han agotado terminando en su tierra. Han desaparecido en forma de implosión corroborándolo con la participación de sus antiguos miembros en Stereo e Ikasten, interpretando por última vez la canción que en castellano quiere decir “aprendiendo” todo lo que un grupo hace desde que empieza hasta que termina por muchos años que dure su trayectoria.
De paradojas está llena el mundo y en relación a ello la última canción que tocaron es la primera canción que escuche de ellos, Oihu en un recopilatorio de la revista Rockzone.
Una vez leí en la prensa el protocolo que siguen en sus conciertos: viajar por separado, no tomar bebidas alcohólicas. Gorka leía la prensa local del lugar donde iban a tocar y así una lista de tareas organizadas que sin ninguna duda solo puede acabar en un espectáculo muy metódico. Más de mil por todo el mundo. Desde Lekumberri a Pekín.
Se van sin haber tocado nunca en Extremadura. Ya se lo comenté una vez en Sevilla a Gorka, que nunca habían venido por estas tierras y me prometió que alguna vez lo harían. A ver si por suerte lee estas líneas y esa promesa ayuda un poco a que vuelvan a explosionar y logremos verlos por esta zona, pero eso sí, que no nos hagan un Rage Against The Machine y lo realicen con material nuevo. Si es así, sin ninguna prisa, os esperamos.