Cuando el Punk encontró al Reggae (o viceversa)

Cuando el Punk encontró al Reggae

No creo que vaya a descubrir la pólvora si digo que muchos empezamos a introducirnos en la música jamaicana gracias al punk: unos lo harían gracias a The Clash, otros a Kortatu y Negu y algunos tal vez gracias a dos bandas más tardías como Rancid, Mano Negra o algún otro grupo no nombrado aquí. Sea como fuere, la relación entre el punk y el reggae siempre me llamó la atención por suponer el encuentro de dos músicas aparentemente bastante alejadas y diferentes. Pero cuando rascas un poquito en lo que sucedió en aquellos primeros años te das cuenta de era era algo inevitable y que quizá la sorpresa venga por lo prolífica y productiva que ha sido y que continúa siendo la relación.

Los años previos al encuentro

Cuando el punk apareció, el reggae estaba ya allí, formaba parte fundamental de la geografía social del Londres de los 70 desde que en el año 1971, Double Barrel del Dave & Ansell Collins alcanzó el primer puesto en las listas británicas y representó el apogeo de la música jamaicana ante el gran público del pop. Pero ya años antes existían en Londres numerosos sound systems, fundamentalmente situados en los barrios de mayor inmigración jamaicana que atraían no sólo a público caribeño sino a amantes de la música de la isla o simplemente a gente con ganas de fiesta prolongada en las noches londinenses.

Todos los barrios negros del Inglaterra tenían tiendas de discos especializadas que además se estaban convirtiendo en el lugar para salir los viernes por la noche o los sábados por la tarde. Eran un lugar de reunión social donde además te enterabas de cuáles iban a ser las buenas fiestas porque los dueños de algunos sound systems acudían a comprar sus mercancías a dichas tiendas.

Además los principales sellos de reggae desde finales de los 60 se habían formado y establecido en Londres: Treasure Isle, Coxsone, Amalgamated, Dandy, Pama, High Note, Big Shot y por supuesto, Trojan, entre otros muchos. En el 1972 en Inglaterra ya se vendía mucho más que en la isla.

Algunos de los principales músicos jamaicanos, atraídos por las mayores oportunidades ofrecidas en la metrópoli, se trasladaron a vivir a Londres. Gente como Laurel Aitken y Sidney Crooks en una primera oleada, pero después Jimmy Cliff, Prince Buster e incluso Bob Marley pasaban bastante tiempo en Inglaterra. Y no fueron los únicos. El centro creativo e industrial del reggae estaba en Londres. Uno de esos emigrados, Dave Baker, cuenta lo siguiente en el fabuloso libro de Lloyd Bradley Bass Culture. La historia del Reggae:

El público en aquella gira era increíble. La mayoría eran chavales, adolescentes que se volvían locos. Me sorprendía dejar el escenario y salir corriendo a los camerinos que estaban llenos de gente que quería verte. Y teníamos que darnos prisa y salir al frío, porque a menudo teníamos otro concierto después y estos chavales te agarraban de la ropa y te tocaban y se ponían a gritar. Todavía me hace sonreír recordar a todos aquellos blancos tan interesados en el reggae. Estaba alucinado. Ver aquella gente tan frenética me hizo reflexionar sobre lo que estaba pasando en inglaterra. Solía pensar que esa gente iba a estar escuchando todo el día a los Beatles, Tom Jones y nada más. Me sorprendió mucho ver los garitos y los clubes hasta arriba de gente blanca

Estas palabras ponen de manifiesto que había muchos jóvenes británicos interesados en los sonidos jamaicanos y que existía una mejora en la cuestión racial respecto a una década antes en Inglaterra. Los negros y los blancos convivían en los mismos barrios y formaban parte de la “clase obrera”. Compartían por tanto problemas y miserias y eso, en parte, va a explicar y posibilitar el encuentro musical entre ambos géneros. Es cierto que había también otra cara mucho más oscura que queda perfectamente representada por la conexión de los skinheads con el reggae. Y no estamos hablando de los skinheads originales, sino de los fascistas posteriores. En este sentido os recomendamos ver la película “This is England” que refleja bien una parte de aquellos años.

La policía no acompañaba esta mejora de la convivencia racial y en la segunda mitad de los 70, el hostigamiento de las fuerzas de seguridad sobre los negros era manifiesto y repetido: palizas, redadas, detenciones arbitrarias, cacheos, trato despótico, etc. Los bailes de los sound systems, las discotecas y festivales caribeños eran frecuentes objetivos. Todas las tensiones acumuladas acabaron explotando en las revueltas del carnaval de Notting Hill en 1976, una celebración de la cultura caribeña que acabó convirtiéndose en una batalla campal entre negros y policías. Esas revueltas se convirtieron en una referente para los punks, que estaban empezando a aparecer y miraban con con afinidad a la  inmigración jamaicana. De hecho una foto de las mismas es la portada del Black Market Clash de The Clash.

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Los punks por su parte surgieron por primera vez en el oeste de Londres a principios de los 70. De la misma forma que los skinheads 10 años antes, eran jóvenes blancos de clase baja que habían crecido cerca de familias negras en barrios marginales, entre condiciones insalubres y con el reggae como banda sonora. El punto de partida de la relación ya estaba marcado.

El enamoramiento y las primeras citas

A pesar de lo que ya hemos contado, el mayor impulso a la aceptación del reggae por el gran público se lo acabó dando el punk. En el verano de 1977 Johnny Rotten, cantante de los Sex Pistols, fue a un programa de radio en Capitol, la principal emisora de Londres, a poner sus diez canciones favoritas. En el número tres estaba el single Reason for Living (Born for a Purpose) de Doctor Alimantado, un toaster muy poco conocido, que se convirtió en compra obligada para los punks y provocó que seguidamente se lanzaran a comprar gran cantidad de reggae.

Si hay que señalar a una persona como desencadenante de los primeros encuentros entre el punk y el reggae ese es Don Letts, manager durante un tiempo de las Slits, amigo de The Clash, director de videoclips para ambos y para otras bandas, director de documentales de referencia para el punk y el reggae como los Reggae Archives de Chris Blackwell, el Westway To The World de The Clash o la referencial The Punk Rock Movie. También fue miembro de los Big Audio Dynamite de Mick Jones y visitó por primer vez Jamaica con 22 años acompañado por Johnny Rotten, en un encuentro trascendental para ambas músicas. Hoy en día, tiene un estupendo programa musical en la BBC 6 que os recomendamos. Él y su hermano en 1975 se encargaban de gestionar el sound system de su padre y de pinchar discos y gestionar la barra y la entrada del Roxy, en la zona de Covent Garden. Esto dice Don Letts en el libro de Bradley:

El Roxy se convirtió en la primera sala abierta de manera específica para los punks en Londres… bueno, en toda Inglaterra. No me acuerdo de cómo empezamos a trabajar allí, pero fue una buena idea porque los punks pensaban que los negros teníamos siempre la mejor marihuana y así podían comprarnos algo cuando estábamos en la barra. Lo gracioso era que casi ninguno de esos chicos sabía hacerse un porro, así que primero les vendíamos una bolsa de marihuana y luego volvían y les cobrábamos 50 peniques por liárselos.

En cuanto a la música, yo me encargaba de pinchar en los descansos entre los conciertos. Era lo bueno de los punk, se trataba de hacer un grupo aunque no tuvieras ni idea, simplemente por probar. Siempre había grupos para tocar, pero en aquella época solo había unos diez discos de punk publicados y eran muy cortos, así que, una vez que los habíamos puesto, teníamos que rellenar el tiempo con otra cosa, Empecé a poner discos de reggae y dub por diversión propia más que nada, pero a la gente le encantaban. Al poco tiempo comenzaron a decirme que no pusiera más punk y pinchara solo reggae. ¡Me traían discos de reggae para que los pinchara!. Y, aunque el principio eran cosas que yo ya tenía, pronto empezaron a comprar más

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Don Letts y Johnny Rotten en primera línea de playa en su viaje a Jamaica

En Bass Culture. La historia del Reggae, Lloyd Bradley tiene un párrafo definitorio y de lo que ya el propio Don Letts apuntaba:

Los contenidos revolucionarios de roots reggae y el desafío constante contra todo lo que fuese Babilonia eran exactamente lo que la indomabilidad sin rumbo claro del punk necesitaba para adquirir una dirección. Las revueltas del carnaval de Notting Hill en 1976 había dejado una huella profunda entre los punks, al igual que clásicos como “Two Sevens Clash”, “War in a Babylon” y “Police and Thieves”. De hecho el paquete completo de rastafari, dub y la hierba suprema constituían una combinación perfecta para los punks, que querían cambiar el mundo, pero no necesariamente hoy mismo

Honest Jon’s una tienda muy frecuentada por los punks en el extremo de Portobello Road se convirtió en el principal lugar donde se podían encontrar singles de punk junto a vinilos de reggae. Rad Cheddie, que se ocupaba de la sección de reggae, se lo cuenta así a Lloyd en su libro.

Me encantaba. Nunca había movido reggae en un ambiente así antes y a los chavales punks les flipaba. Sabían mucho además, entraban y sabían exactamente lo que querían, pero estaban encantados de escuchar lo que les recomendábamos. Les gustaba el dub potente, pero también el material raro y eran mucho más abiertos de miras que muchos de mis clientes negros que solo querían lo nuevo de Gregory Isaacs. Muchos grupos punk vivían allí y se pasaban; Glen Matlock y Johnny Rotten venían mucho y cuando Elvis Costello se cambió de nombre, que antes era Declan McManus, el primer cheque que firmó con su nombre fue en Honest Jon’s. Compro unas cuarenta libras en discos de reggae, uno de ellos Uptown Top Ranking

Los promotores de conciertos empezaron a contar con los grupos de reggae. De hecho era casi obligado que las bandas de punk llevasen a una banda de roots reggae con ellos. Los Clash por ejemplo llevaban a Mikey Dread para calentar al público con sus textos y su selección dub y no eran los únicos.

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Mikey Dread junto a The Clash en un concierto

Algunos hitos de la relación

Ciertamente el punk y el reggae en lo musical parecen bastante alejados. El primero iba a toda pastilla, mientras que en el reggae y el dub no es que la velocidad fuese precisamente la cualidad más apreciada. Algunos apuntan que esa es precisamente la razón por la que a los punks les gustaba: suponía una ruptura de su acelerado y duro sonido. Una especie de respiro. Los discos de Bad Brains son un buen ejemplo de ello como luego veremos.

Esta diferencia musical hace que en realidad en muchos casos no estábamos hablando de una fusión musical, una mezcla de estilos en canciones en las que eras capaz de percibir la presencia de ambos. Lo que ocurría generalmente es que en los discos de algunos grupos punk te encontrabas una alternancia entre los dos géneros. Las canciones de reggae y dub funcionaban a modo de pausa y respiro para volver a tomar fuerzas para la siguiente sacudida.

De los cuatro estilos clásicos jamaicanos, ska, rocksteady, roots reggae y dub, solo el primero de ellos realmente llegó a mezclar bien y dar forma a un estilo propio e identificable, que muchos grupos siguen practicando hoy en día: el ska-punk. Muy extendido en España, por cierto.

Independientemente de los ingredientes de la mezcla y de cómo combinasen, vamos a repasar algunas de las bandas más conocidas fruto de la relación. Una selección como podía haber sido cualquier otra.

The Clash

Referentes indiscutibles, pioneros y causantes en gran medida de todo lo que tiene que ver con el encuentro del punk y la música jamaicana, reflejado de manera especialmente clara y lúcida en dos de sus discos: London Calling y Sandinista. En ellos se encuentran quizá algunos de los mejores ejemplos de la fusión entre ambos estilos que, como hemos dicho antes, resulta complicada por su alejamiento en lo musical. Si en el London Calling fueron el ska y el roots los protagonistas del encuentro, en el Sandinista el grupo decidió experimentar un poco más con el dub. Pero no son solo sus canciones sino que la trascendencia de los Clash está en que se convirtieron en referente y espejo en el que mirarse para muchísimas bandas de todo el mundo. Se puede decir que, aunque de manera involuntaria, se convirtieron en una especie de evangelizadores del punk-reggae.

The Slits

Si las Slits hiciesen hoy en día lo que hacían a finales de 70, seguirían siendo un escándalo permanente. Lo cual no se si habla de lo adelantadas que estaban a su tiempo o del retroceso moral que padecemos ahora mismo. Probablemente ambas cosas. Pero como hoy no hemos venido a hablar de eso, sino del punk y el reggae, es justo decir que ellas son referentes y pioneras como The Clash. Lo sorprendente es que se las considere un grupo de punk. A nivel estético y de actitud no hay duda, pero en el plano musical están más próximas al reggae que al punk. Quizá influyó que tuvieran a Don Letts como manager un tiempo. Ari-up, su cantante y líder, que tenía 15 años cuando el grupo comenzó y es la hijastra de Johnny Rotten, poco a poco se fue introduciendo en el rastafarismo y al regreso del grupo ya en el nuevo siglo, podemos decir que eran un grupo de reggae. Si queréis saber más de la historia de la banda os recomiendo la biografía de la guitarrista del grupo, Viv Albertine, llamado Ropa música chicos.

Bad Brains

Hemos visto un par de bandas británicas, vamos ahora al otro lado del charco a buscar otras dos. Los Bad Bains son un buen ejemplo de lo que hemos dicho en párrafos anteriores respecto a la dificultad de fusión de los estilos. Ellos hacían discos de punk o hardcore en su época más próxima, que contaban con tres o cuatro temas de reggae intercalados en el mismo. De alguna manera, esas canciones suponían un respiro entre la velocidad y la furia de la banda, no solo para el público sino para el propio grupo. Sus miembros además eran practicantes de la religión rastafari (no hay más que ver la cantidad de veces que aparecen las palabras Jah y Babylon en los títulos de sus canciones). La cada vez mayor proximidad al rastafarismo hizo que comenzase a surgir una tensión en el grupo que condujo a un par de miembros de la banda a abandonarla en el año 1988 porque querían que se dedicase exclusivamente al reggae. Se volvieron a juntar años después y llegaron incluso a grabar un disco exclusivamente de reggae y dub llamado I & I Survived. Os dejamos con ellos en el 82 en el mítico CBGB con lo que es casi un dub.

Rancid

Quizá sorprenda la presencia de los californianos aquí. Está claro que no se trata de una banda pionera sino de segunda generación, pero hemos decidido que aparezca aquí por dos cosas. La primera es que se trata de una banda que representa bastante bien la fusión del ska-punk añadiendo el rollo melódico californiano. La segunda es que los jóvenes punks de los 90 es más probable que fuesen seguidores de Rancid antes ni siquiera de haber escuchado un disco de The Clash. Por tanto ellos establecieron la conexión punk-jamaica para una generación posterior y tuvieron una gran trascendencia en su momento.

Kortatu

Y claro, hilando con el ska-punk debíamos hacer una última visita a nuestro país, donde el género ha funcionado bastante hasta hoy en día, como se puede ver en festivales tipo Viña Rock. Sin duda los mayores referentes del género por aquí fueron unos admiradores de The Clash, los vascos Kortatu, que a su vez influyeron posteriormente a gran cantidad de bandas nacionales. En sus primeras canciones versionaron a The Business, The Specials, Toots and The Maytals y The Clash, dejando bien claro sus intenciones. Posteriormente la línea continuó con Negu Gorriak y se intensificó aún más el jamaicanismo en la carrera en solitario de Fermín Muguruza. Como bien les gustaba decir, crearon un reducto tropical en el País Vasco.