Pájaro

Piñata Productions presenta:

PÁJARO. Boogaloo Café Concierto, Cáceres. 2 de Febrero de 2019. A partir de las 21:30h.

Andrés Herrera, alias Pájaro, nació en Sevilla. Nacer en la capital de Andalucía es, de por sí, algo tan excelso que acaso no merece ser comentado con unos meros párrafos en prosa. Pero, además, el destino ha dispuesto que Pájaro viviera una afortunada cadena de experiencias (si bien no todas han sido precisamente amables, desde luego) que han moldeado al individuo hasta llegar a lo que hoy, sin duda, es: uno de los músicos más sugestivos del país, inequívocamente en la plenitud de su talento musical.

La Sevilla de Pájaro es más la del río Betis que la del Guadalquivir, más de Itálica que de Giralda, más de Escipión que de Muza. El remanente romano empatiza con el gusto del artista por la Italia de Adriano Celentano, de Sergio Leone, de Ennio Morricone. Su pasado como guitarrista ineludible de la escena rockera sevillana (Dulce Venganza, Pata Negra, Kiko Veneno, Silvio), en una época en la que, con toda naturalidad, se podía rendir pleitesía a Elvis y a la Virgen de la Macarena el mismo día y a la misma hora, ha dejado tal poso en su genio.

Y es que, para Pájaro, Sevilla, Texas, Nápoles, Nueva Orleans, Roma, Almería o Memphis se huelen desde su ventana. Y el rock’n’roll, el blues, el surf, el swing, la saeta, la tarantela o el spaghetti western suenan como una misma cosa cada vez que pone los dedos en las cuerdas de su guitarra. Así, la magia surge de convertir en posible lo imposible para que la belleza -que es algo que no existe-  esté.

La vida es lucha. La vida es esfuerzo. El mantra continúa repitiéndose hasta el infinito y, cuando crees haberle perdido de vista, vuelve a asomar la punta de su nariz para susurrarte al oído que si trabajas duro puedes conseguir lo que te propongas. Posiblemente el mantra tenga razón, es viejo y sabio, como el diablo. Pero no toda la razón. Hay poderes que no se adquieren. Se tienen o no se tienen.

Pájaro, el grupo, lo tiene. Tienen el Gran Poder de transformar las cosas, cual mutantes inclasificables en un género musical, en un estilo u otro. Un Gran Poder que hay que saber engrasar, gestionar, dosificar y mostrar, para que el resto de los mortales sean capaces de asumirlo y disfrutarlo en toda su plenitud. Y Pájaro, el grupo, lo ha hecho. «Santa Leone» fue el debut con el que debería soñar cualquier grupo, la tarjeta de visita con olor a azufre, Semana Santa y mozzarela que dejó al personal con ojos como platos y con colaboraciones de la talla de Raimundo Amador, Kiko Veneno, Gecko Turner, Dogo o Julián Maeso. Un trabajo que hace volar alto a Pájaro y lo lleva a parajes tan extraordinarios como el SWSX en Austin (Texas) o a abrir el concierto para el maestro Bob Dylan en el palacio de deportes de Zaragoza.

«He Matado al Ángel», su segundo álbum, convenció todavía más a los convencidos y atrajo a los ausentes, a quien no había tenido la fortuna de cruzarse con sus canciones. Para este disco también se rodea de buenos amigos como El Twanguero, Guadalupe Plata, Los Saxos del Averno, y de nuevo Julián Maeso. Ahora, «Gran Poder» confirma en mayúsculas lo confirmado, fortalece lo que apuntaba a invencible y aporta a su cancionero nuevos temas para el presente y el futuro. Composiciones con recorrido, magistralmente trasladadas al formato físico y, muy pronto, ya mismo, a los escenarios.

¿En qué se diferencia «Gran Poder» de sus dos hermanos mayores? En todo y en nada. Ahí siguen esas estampas fronterizas enormemente sugerentes como las expuestas en “Corre, Chacal, Corre”, su paseo al trote por el manual de cómo vacilar a tus congéneres, marcando estilo (“Rayo Mortal”). Ahí se marcan un tango que Gardel no podría bailar (“Tangos del Mentidor”), recuperan para desfigurar y hacer suyas influencias de los 50’s (“El Tabernario”) y disponen que sus guitarras muerdan hasta llegar a la médula (enorme, el trabajo de Pájaro, el hombre, y Raúl a las seis cuerdas en canciones como “Lágrimas de Plata” o la tre-men-da “Yo Fui Johnny Thunders”, basada su parte literaria en la novela del mismo título de Carlos Zanón). Y ahí, cerca del ecuador de este «Gran Poder», demuestran que aunque en ocasiones no lo parezca, tocan de pies en la tierra, recuperando el “A Galopar” texto de Rafael Alberti que hizo inmortal Paco Ibáñez para recordarnos que Pájaro, el grupo, también está dispuesto a luchar junto a los más débiles (“Los Callados”). Que falta hace. Se parece, por tanto, «Gran Poder» a los discos precedentes de Pájaro. Pero es diferente porque ellos no quieren pisar donde ya han pisado aunque el camino sea el mismo. Porque cada una de sus canciones tiene vida propia. Y las que se incluyen en su nuevo álbum son nueve dianas. Infalibles como el poder que estos sinvergüenzas atesoran y ahora muestran en público.

Entradas anticipadas a la venta en Mastropiero Gastrobar y Jardín, Boogaloo Café Concierto, Rialto Nuevo y Discos Keramidas. Online a través de www.wegow.com.