Fuga en Dannemora, el tiempo y la condena

Dannemora

En estos tiempos de spoilers en los que cada semana se estrena una nueva «mejor serie de la historia» se hace difícil elegir una que sea interesante, de la que no esté ya todo dicho y que, al mismo tiempo, no corramos riesgo de destripar demasiado. Pero de repente, casi sin buscar, me he topado con una miniserie que se ajusta bastante a estas premisas ya que entre la marea de dragones, narcos, gangsters con visera, etc. con la que las grandes plataformas de contenidos saturan nuestras horas de ocio una producción tan atractiva como «Fuga en Dannemora» ha pasado bastante desapercibida para el público español. Además está basada en un hecho real reciente de gran trascendencia mediática en EE.UU. en su propia concepción narrativa la intriga del «cómo acabará» queda en un plano bastante secundario.

En 2015 dos reclusos, Richard Matt y David Sweat, se fugaron de una prisión del estado de Nueva York, ayudados por la trabajadora del centro Joyce Mitchell «Tilly» y emprendieron una huida de varias semanas a través de las montañas con el objetivo de alcanzar la frontera canadiense. Entre los personajes interpretados por Patricia Arquette, Benicio del Toro y Paul Dano se va cociendo lentamente un sórdido triángulo en el que cada uno se aprovecha de las flaquezas de los otros para tratar de obtener beneficio.  Ese fue el punto de partida que tomaron los guionistas Brett Johnson, Michael Tolkin y el actor y director Ben Stiller para desarrollar esta miniserie. Tolkin y Johnson, que venían de trabajar juntos en «Ray Donovan» y con importantes trayectorias en cine y TV a sus espaldas, propusieron el proyecto al cómico pero no fue hasta la publicación del informe policial en 2016 del suceso cuando este aceptó porque su prioridad era dotar a la serie del máximo realismo posible, aunque la protagonista real de los hechos no esté muy de acuerdo con el resultado.

Dannemora
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La de actor es la faceta más conocida de Ben Stiller pero también tiene un buen puñado de películas dirigidas, desde la generacional «Reality Bites» (que ha envejecido muy mal, por cierto) hasta las loquísimas pelis de Zoolander o la gamberra «Tropic Thunder». Casi todas sus pelis se mueven en el terreno de la comedia absurda e incluso a ratos pueril, pero también encontramos en todas ellas elementos de puesta en escena muy interesantes y mensajes críticos con bastante mala uva debajo de un envoltorio chorra. «Fuga en Dannemora» tiene todo lo que aparentemente no podríamos esperar en una serie dirigida por Stiller: es sobria, con un ritmo pausado y mucho más centrada en el subtexto que en los diálogos; pero al mismo tiempo sí están presentes ese buen gusto a la hora de filmar y la habilidad para construir los personajes a base de detalles que se le adivinaban en su filmografía anterior.

Stiller, Johnson y Tolkin construyen una narración que visualmente parece más cercana a lo cinematográfico, la preciosa y precisa fotografía de Jessica Lee Gagné y el uso del estupendo panorámico lo muy dejan claro, pero que por otro lado narrativamente se beneficia del formato televisivo seriado. La mayor duración y la división en capítulos les permite plantear un ritmo pausado -algo totalmente inusual en la ficción televisiva actual- que redunda en la propia lentitud con la que afrontan el paso del tiempo los convictos en su día a día en la prisión, en la dificultad para avanzar en cada detalle de su plan de fuga o en la frustración de Tilly que también se ve «condenada» a una vida y a un marido que ella considera que no merece. Otro interesante uso del tiempo a favor de la construcción narrativa es el capítulo en flashback que da un giro a la percepción que el espectador tiene de los personajes, fiel reflejo de eso que los estadounidenses llaman white trash, con los que hasta ese momento muy posiblemente haya llegado a empatizar.

Mención aparte merece el tremendo -y perfectamente falseado- plano secuencia que nos permite acompañar al recluso Sweat por las tripas de la cárcel y que marca un punto de inflexión en la trama y en las relaciones entre los personajes. Un recurso visual que, a diferencia de otros célebre ejemplos, no funciona como un simple ejercicio de estilo sino que tiene una función dramática perfectamente justificada dentro a la acción.

Para finalizar, otro buen motivo para ver esta serie es la ecléctica y cuidadísima selección musical que funciona como contexto tanto temporal como emocional de los personajes. A lo largo de los ocho capítulos suenan desde las leyendas Bob Dylan o Allman Brothers hasta Meghan Traynor y su llenapistas millenials «All About That Bass», pasando por clásicos de los noventa como Soundgarden, Toad the Wet Sprocket o «The Rockafeller Skank» de Fatboy Slim.

«Fuga en Dannemora» es, en definitiva, una rareza muy recomendable que se sitúa bastante alejada tanto de los cánones habituales del thriller carcelario clásico como de las fórmulas más comunes de la producción televisiva contemporánea.