Dejad de meteros con el «One Hot Minute»

Red Hot Chili Peppers

Años de observación (y de formar parte de ellos) me han llevado a diferenciar varias categorías entre los seguidores de los Red Hot Chili Peppers. No son excluyentes:

  • Categoría A: los que piensan que los buenos discos de los californianos van de Blood Sugar Sex Magic (o el Mothers Milk) hasta el Californication. Y dentro de ellos cada uno tiene sus favoritos. En el By The Way la cosa se empieza a echar a perder, aunque hay algunas buenas canciones (esta es en la que yo me encuentro).
  • Categoría B: los seguidores de nuevo cuño atraídos por la presencia de los Red Hot en las radio-fórmulas. No conozco a muchos, pero deben ser bastantes puesto a que a ellos se debe el viraje del grupo hacia sonidos más comerciales. Estos seguidores pueden haber llegado a la banda en el Californication, By The Way o más bien en el Stadium Arcadium.
  • Categoría C: los “frusciantianos”. Frusciante es dios, debemos adorar su forma de tocar la guitarra y todos los discos donde él participa son sagrados (aunque puede haber matices).
  • Categoría D: está referida a los 3 o 4 primeros disco de la banda y dentro de ella tenemos diferentes subcategorías:

1) “Es otro rollo, pero están graciosos y tienen algunos temas muy buenos, especialmente el Mothers Milk” (esta es la mía).

2) “No hay quien los escuche. No tienen nada que ver con sus buenos discos. Parece otro grupo”.

3) “Ah, ¿pero que tenían 4 discos antes del Blood Sugar Sex Magic?”

Categoría E: que define las posturas de los fans frente a ese disco singular que nos trae hoy aquí, el One Hot Minute, y que de nuevo tiene varias subcategorías.

1) Los que piensan que es su mejor disco. Son pocos, y no suelen ser seguidores de los Peppers.

2) Los que piensan que es un pegote olvidable en medio de sus dos grandes obras maestras (suele coincidir con la categoría C).

3) Los que piensan que es uno de sus buenos discos (aquí estoy yo).

Lo que está claro es que en la discografía de los Red Hot Chili Peppers, el One Hot Minute siempre fue un álbum singular e independiente, por dos razones fundamentales:

  • Porque está en medio de lo que para muchos son sus dos obras cumbres, el Blood Sugar Sex Magic y el Californication y además tiene un sonido diferente al de ambos.
  • Porque responde a un periodo convulso de la grupo (si es que alguno no lo fue) que acabó con Frusciante fuera de la banda y sustituido por Dave Navarro, recién llegado de la separación de los Janes Addiction.

No es que el One Hot Minute haya sido un disco maltratado, pero se le ha vapuleado y subestimado en bastantes ocasiones. Cuando se publicó fue un fracaso comercial (comparado con el Blood Sugar) y fríamente recibido por el público y la crítica. Es cierto que con el tiempo ha ido ganando estima, pero aún se la considera una obra menor, cuando no un disco fallido. Si alguno pensáis que me estoy pasando, vamos allá con una recopilación de críticas no demasiado benignas que no me ha costado mucho encontrar:

  • Esto es lo que ponían recientemente en una revisión de discos de los 90 en la revista ICON de El País. Es verdad que el artículo era lamentable, hecho al calor del actual espíritu troll por unos críticos en búsqueda de un poco de polémica y que por tanto haríamos mejor en no hacerles caso, pero aquí va: “Uno de los problemas de este One Hot Minute es el anterior, Blood Sugar Sex Magic (1991). Muy pocos grupos son capaces de estar a la altura después de facturar una obra maestra. One Hot Minute suena hoy como unos músicos desbordados por las expectativas. No, definitivamente el paso del tiempo ha enterrado este álbum. Y está bien ahí.”.
  • El crítico musical Robert Christgau (el autodenominado decano de los críticos de rock estadounidenses) tildó al álbum de «porquería».
  • En un artículo titulado “los 10 discos de rock y metal más decepcionantes de la historia” leo: “…una total decepción. Simplemente no era ni la sombra de lo que los fans esperaban. Afortunadamente luego sacaron otros clásicos. One Hot Minute sufrió el hecho de ser el niño feo entre todos los bonitos, quedando sepultados en el olvido de los fans y de los mismos músicos, que no tocan un solo tema del álbum en sus conciertos.”.

Un pequeña muestra. Luego podríamos ir las canciones y nos encontraríamos con que si Warped es una cosa ruidosa y disonante, que si My Friends no es Under the Bridge, que si el disco suena demasiado metalero, que si las canciones son demasiado largas, etc. etc.

Muchos conoceréis la historia alrededor del álbum, pero por si acaso vamos a resumirla. Los Red Hot venían del tremendo éxito del Blood Sugar Sex Magic. En la gira del disco, tanto Kiedis como Frusciante retoman sus diversas adicciones, sobre todo la de la heroína. Frusciante abandona la banda de repente en los conciertos en Japón. Cuando empiezan a plantearse el nuevo disco y después de varias audiciones que son un fracaso a Chad se le ocurre el nombre de Dave Navarro (procedente de unos recién disueltos Jane’s Addiction) para ocupar el hueco de John. Y ahí comienza un largo periodo de composición y grabación del álbum, con varias interrupciones y gira posterior. Como ya sabéis la cosa no funcionó y Frusciante acabó regresando a la banda.

Pero vamos ya con el disco en sí. La situación del grupo y sobre todo la personal de Kiedis queda reflejada en la música y sobre todo en las letras del disco. Además Dave es un excelente guitarrista, pero de un sonido muy diferente al de Frusciante. Si en la triada de los 90, el Blood Sugar Sex Magic es el disco más funk y el Californication el más pop, el One Hot Minute sería el disco más rock. En ello influye mucho una producción sonora completamente diferente a la del disco anterior y posterior, que cuentan con un sonido más seco. Aquí todo suena más reverberante, las guitarras más poderosas y distorsionadas, la batería más potente y la voz de Kiedis está tratada con diversos efectos en algunos temas. Sin embargo no hubo cambio de productor, ya que Rick Rubin seguía a los mandos de la grabación. Los que se empeñan en potenciar la visión del álbum como una isla en la discografía de los Peppers quizá es que no hayan escuchado nada antes del Give It Away, porque el disco entronca a nivel sonoro con el Mother’s Milk y los anteriores discos.

Iba a decir que el bloque de las tres primeras canciones ya marca lo que es el álbum: constantes cambios, subidas y bajadas y vaivenes emocionales que reflejan el estado del grupo y el personal de Kiedis. Pero me equivoco, el primer tema ya define lo que es el disco. Warped tiene una entrada atmosférica con la voz de Kiedis en modo mantra hablando de sus adicciones: my tendency for dependency is offending me, It’s upending me, I’m pretending see to be strong and free from my dependency. It’s warping me. Tras ello una explosión de metal-funk sucio y ruidoso durante toda la canción y cuando ya te tienen acelerado, te hacen un quiebro  y aparece ese precioso pasaje final, calmado y relajado, que tanto me ha gustado siempre y sobre el que Flea y Navarro se daban un morreo en el videoclip de la canción. El tema podría reflejar perfectamente los subidones y bajones emocionales de Kiedis provocados por las drogas en aquella época. Por otro lado, es difícil empezar mejor un disco. Si en su día Warped fue una canción que me descolocó muchísimo, sobre todo viniendo de donde venía el grupo, hoy sin duda estaría entre mis temas favoritos de la banda.

Warped marca también otra característica del disco: varias de sus canciones tienen pasajes iniciales, intermedios o finales que cambian más o menos bruscamente la línea melódica y rítmica predominante de la canción. Canciones dentro de canciones podríamos decir. Es probable que sea el disco más variado del grupo.

Y de nuevo otro vaivén. Tras la sacudida sucia y distorsionada de Warped, llega la canción más “feliciana” del disco, Aeroplane, con coros infantiles de la hija de Flea y sus compañeros de guardería incluidos. La canción resulta optimista en lo musical, pero oscura en las letras porque continúa explorando la situación personal de Kiedis. Cuando un día, ya con Frusciante fuera de la banda por segunda vez, los Red Hot Chili Peppers decidieron por fin tocar un tema en directo del disco, fue éste.

Tras las palmas con las que acaba Aeroplane viene otro cambio: recitado de Kiedis sobre una atmósfera flotante de guitarras con una voz haciendo coros por detrás hasta que explota de nuevo la sacudida funk-rock. Deep Kick son 6 minutos y medios de canción con tres partes bien diferenciadas que cuenta la historia de juventud de Flea y Kiedis. En este tema empieza a surgirme una de las ideas que siempre he tenido flotando sobre este álbum y es que se trata del disco de Chad Smith, el de mayor protagonismo y lucimiento personal del batería.

Y llega My Friends. Muchos se lanzaron a la yugular en cuanto pudieron diciendo que ni se acercaba a lo que había sido Under the bridge. A ver, ya se que esta opinión no es muy popular y que nunca he sido mucho de baladitas, pero un servidor acabó muy cansado del Under the Bridge, que tiene un punto de balada empalagosa y ñoña que ya no consigo quitarme de la cabeza. Así que  he acabado teniéndole más estima a “My friends”.

Las guitarras más metaleras (otra de las críticas al disco) aparecen en Coffe Shop. Pero incluso aquí, el estribillo es de lo más pegadizo (una habilidad que no podremos negarle nunca a Kiedis) y hay un interludio instrumental tremendamente funky con el bajo de Flea como protagonista que es una gozada. Además tengo debilidad personal por ese “Meet me at the coffee shop/ we can dance like Iggy Pop”, que no puedo dejar de cantar cada vez que la escucho.

“¿Y qué es esa tontería de Pea?” Pues una broma de Flea. A ver, que son los Red Hot Chili Peppers, si no queréis cosas de estas escucharos los discos de Radiohead.

Los 6 minutos de One Big Mob me reafirman en algo que siempre he pensado: que el álbum entronca a nivel sonoro con los discos anteriores al Blood Sugar Sex Magic. La canción es un sandwich: principio y final funk-rock y de nuevo entre medias un largo interludio más atmosférico y reposado, como ya hemos escuchado y escucharemos más adelante en el disco. Los subes y bajas de los que habíamos hablado anteriormente. Y de nuevo el protagonismo de Chad.

Una de las pruebas de que el disco funciona es que a lo largo de los años he ido variando bastantes veces de canción favorita. No recuerdo de qué manera, pero al menos 6 o 7 canciones lo han sido. A día de hoy creo que me quedaría con Warped y probablemente con la que ha sido una de mis favoritas durante muchos años, el tema más puramente funk y minimalista del disco, que es Walkabout.

Si hay que poner “peros”, los míos llegarían ahora. Tearjerker es una canción dedicada Kurt Cobain tras su muerte. Empezamos regular, porque estas cosas no suelen salir bien. Peor idea si encima decides hacer una balada de tono épico a la manera Under the Bridge. La cosa puede quedar un poco inocentona y horterilla aunque Imagino que algunos de los que estáis leyendo esto no vais a estar muy de acuerdo. Seguidamente nos metemos de nuevo en otra canción de 6 minutos, que da nombre al disco y con varios varios pasajes melódicos y rítmicos como es habitual en el álbum. No está mal One Hot Minute pero tampoco es la mejor canción del álbum. Sí la más grunge de todas, de hecho hay momentos que son los mismísimos Stone Temple Pilots.

Volvemos a recuperar el mejor nivel con el Falling Into Grace, la canción que sin duda más hubiese encajado en el Blood Sugar Sex Magic y otra de las que en algún momento fue favorita. Aceleramos el ritmo y metemos distorsión a las guitarras, pero también podría encajar bien allí Shallow Be Thy Game.

Después del acelerón ahora sí que bajamos y cerramos el disco con un tema que a algunos les parecerá de relleno pero que siempre me ha gustado mucho.  En Trascending aparecen guitarras atmosféricas con mucha reverb, el bajo de Flea repitiendo constantemente una secuencia de notas, Kiedis con su melodías vocales y hay un momento en el que hasta llegas a relajarte. Pero el disco es fiel a su tónica general y falta la sacudida final en la que se ponen casi incluso un poco hardcoretas. Up and down and up, así es el disco hasta el final, probablemente fiel reflejo de lo que era el grupo en aquel momento.

¿Y si abriésemos una línea temporal imaginaria a partir de la hipótesis de que Navarro se hubiese quedado como guitarrista del grupo?. No hubiésemos tenido el Californication, correcto, pero quizá tampoco la deriva comercial que comenzó a verse con el By The Way y que se convirtió en evidente en el Stadium Arcadium. Quizá con Navarro la evolución de la banda no hubiese sido la misma y hoy tuviésemos 4 o cinco buenos discos más de los Red Hot Chili Peppers. O quizá se hubiesen convertido en otros “Foo Fighters” más. Quién sabe, pero después de revisitar el disco tras algunos años os digo una cosa, dejad de meteros con el One Hot Minute.